La cumbre UE-China, celebrada esta semana en Beijing, culminó con acuerdos limitados, aunque ambas potencias reafirmaron su compromiso mutuo de cooperar en la lucha contra el cambio climático, particularmente en energías limpias y transición verde. Sin embargo, el ambiente estuvo marcado por grandes tensiones económicas, ya que la Unión Europea advirtió sobre el creciente desequilibrio comercial a favor de China, cuya balanza en 2024 supera los €400 mil millones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, expresaron inquietud sobre los subsidios estatales chinos en sectores como los vehículos eléctricos, paneles solares y productos de litio, lo que ha derivado en la amenaza de aplicar nuevos aranceles compensatorios.
Por su parte, el presidente Xi Jinping llamó a una “relación más constructiva”, pero advirtió que “cualquier intento de desacoplamiento económico sería un error histórico”.