Grecia enfrenta una crisis ambiental sin precedentes: múltiples incendios forestales han devastado más de 10,000 hectáreas en zonas clave como Ática, Tesalia y el Peloponeso. Las temperaturas extremas, que han superado los 43 °C, y los fuertes vientos han agravado la situación, dificultando los esfuerzos de los bomberos y obligando a evacuar a cientos de familias.
Las imágenes satelitales muestran columnas de humo visibles desde el espacio. La Unión Europea ha activado su mecanismo de protección civil, enviando equipos de apoyo desde Francia, Italia y Rumanía.
Los expertos señalan que el aumento de olas de calor, sequías prolongadas y fenómenos extremos son consecuencia directa del cambio climático global, intensificando la vulnerabilidad de países mediterráneos.