Arabia Saudita reconoció haber producido en junio 9.752 millones de barriles diarios de petróleo, superando su cuota establecida por la OPEP+ en 385,000 barriles. Esta medida, según el reino, fue una acción temporal motivada por la reciente tensión entre Israel e Irán, con el objetivo de garantizar el suministro energético ante posibles bloqueos en el estratégico Estrecho de Ormuz.
Parte del crudo adicional fue almacenado en depósitos fuera de la región para asegurar las entregas incluso si la crisis se intensificaba. Sin embargo, la OPEP ajustó las cifras oficiales, excluyendo este petróleo en inventarios, lo que ha generado cuestionamientos sobre la transparencia y exactitud de los reportes.
Ahora, Arabia Saudita enfrenta la obligación de presentar un plan para compensar el exceso de producción; de no hacerlo, podría abrir un precedente para que otros miembros del cartel también incumplan sus compromisos, poniendo en riesgo la estabilidad del mercado petrolero mundial.